
Los tatuajes se realizan a mano y el proceso consiste en pinchar con una aguja la primera capa de la piel. La punción ha de ser lenta y se debe repetir innumerables ocasiones hasta obtener el resultado deseado. Desde el inicio del tatuaje esta es la manera tradicional de tatuar, las máquinas de tatuaje son un invento relativamente nuevo.
Una técnica tradicional
El hallazgo de unos montañeros alemanes cambió todo. No fue hasta este descubrimiento que se supo de manera casi exacta la antigüedad de los tatuajes. La piel se conserva muy mal en el tiempo y es complicado saber su edad. Estos montañeros encontraron el cuerpo de un hombre congelado hace más de 5.000 años. Gracias a las extremas temperaturas la piel se había mantenido intacta hasta el momento y pudieron ver los más de 60 tatuajes que conservaba el cuerpo del hombre. Había sufrido artritis, y los tatuajes, más allá de fines estéticos, se hicieron para sanarlo. Fue con la llegada de las tribus que hoy conocemos que el tatuaje cobró su significado actual. Antes de las agujas como tal, el tatuaje con técnica handpoke se hacía con piedras muy puntiagudas y fósiles afilados.
El año 1891 marcó para siempre la historia del tatuaje. Se inventó en América la primera máquina de tatuar. Era más rápida, menos dolorosa y para muchos de mayor calidad que el handpoke por lo que su uso se redujo de manera drástica.
Desde hace tan solo unos pocos años esta técnica ancestral ha vuelto para convertirse en una de las más demandadas por el público.
Del bambú al acero

La técnica para realizar este tatuaje no es una ciencia exacta. Lo cierto es que varía en función del ámbito geográfico. En Japón, por ejemplo, lugar de orígen del tatuaje Irezumi, este tipo de tatuajes se realizan con la ayuda de una aguja de bambú que se clava en la piel empujando con el pulgar. En Tailandia, los motivos son mantras realizados con agujas de acero, y en Nueva Zelanda, con los tatuajes maoríes, se utiliza una técnica más rudimentaria: la aguja se clava con un martillo.
La naturaleza del handpoke permite trabajar sobre muchos estilos como el puntillismo, el fineline y tatuajes ornamentales.
No todo es blanco o negro
Cuando las personas dudan sobre qué técnica elegir, si handpoke o la máquina convencional la respuesta es sencilla: Todo depende del resultado deseado. El handpoke es un método más lento de curación, penetra menos en la piel pero consigue resultados mucho más elaborados. La tradicional máquina tiene una cicatrización veloz y sencilla, penetra la piel en mayor profundidad pero limita más el detalle del tatuaje.
En Imperium Tattoo, un estudio ubicado en la ciudad de Zaragoza, Andrea realiza diseños con esta técnica ancestral. Ella es una de las pocas artistas de la ciudad que trabaja este estilo.
Fuente de todas las imágenes: Nelba Sánchez
AUTORA: Aitana Fernando Calvo